El consumo excesivo de sal está generando problemas cardíacos crónicos en la población.
Un equipo de investigadores australianos concluyó tras un estudio que los gobiernos deberían imponer controles al contenido en sal de los alimentos para combatir enfermedades cardíacas, y no dejar la regulación en manos de los fabricantes de comida.
Comer demasiada sal eleva la presión arterial y aumenta el riesgo de ataques al corazón y otras dolencias crónicas que finalmente impactan en el financiamiento de la salud pública.
"Si confiamos en las empresas para que reduzcan voluntariamente el contenido de sal, obtendremos algún beneficio, pero los beneficios de recortes obligatorios serían 20 veces mayores", dijo Linda Cobiac, de la Escuela de Salud Poblacional de la Universidad de Queensland.
El estudio, publicado ayer en la revista médica británica Heart, mostró que cuando las empresas de alimentos redujeron el contenido de sal, los índices de ataques al corazón cayeron aproximadamente un 1%, pero que cuando los gobiernos impusieron sus normas, esos niveles se desplomaron un 18%.
Confiar en que las personas ejerzan autodisciplina fue el método menos eficaz, y redujo las enfermedades cardíacas en apenas un 0,5%.
Publicado el 25/11/2010
Fuente: El Mercurio
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